"Cada vez más aprecio y busco la claridad en la arquitectura, tanto por cuanto no el simplismo. Simpleza y simplismo son cosas sin dudas opuestas, tal como unidad y diversidad no lo son. La simpleza resulta del dominio de la complejidad y de las contradicciones de cualquier programa; complejidad y contradicciones internas, y también externas, producto del hecho que una nueva estructura se enfrenta con aquello que la precede y la circunda, asumiendo un destino no necesariamente previsible.
Por tanto, mientras más carácter posee un edificio y más clara es la forma, más flexible es su vocación. Del momento en que aparecen en el espacio, la forma y la atmósfera de un edificio deben ser coherentes y precisas, y así deben permanecer en cada momento de su historia y de su uso, transformadas e integradas, o reconstruidas luego de haber sido demolidas, cuando cambios más profundos del fluir del lenguaje arquitectónico sobrepasan su aura, por defecto o por el devenir."
- Álvaro Siza – fragmento de un discurso, 3 de diciembre 1993.